Salgo a las 19:40 a una plaza llena de color y algarabía con un ruedo inmenso, me acuerdo de mis
hermanos de cercado de segunda y tercera categoría. Ellos eran más reunidos y armónicos
que yo y eran muchos más, mi constitución me llevó a ésta plaza y es un hándicap para mí,
me veo fuerte y soy capaz de conseguir el objetivo por el cual me han regalado
una vida en la dehesa. De repente me encuentro con Castella y su capote, al
principió me freno y extraño del trapo fucsia pero pruebo a meter la cara y la
deslizo suavemente por su tela, con cadencia, ritmo, templadamente y mucha
humillación. Me siento cómodo , suelto, oigo los rumores de la plaza valorar mi
condición, mi extraordinaria condición y de repente un caballo de oro me cita
para valorar mi condición, me duele, me empleo con un pitón e incluso salgo
suelto pero mantengo mi condición extraordinaria en capotes y me acuerdo de mi
sangre, sangre Nuñez. Siempre nos enseñaron a ir de menos a más, a venirnos
arriba ante la adversidad y eso hice, acometer al cite del torero, por abajo,
con fijeza y prontitud y a medida que más me sometían, más cómodo me sentía, no
me dolía embestir, sólo me dolía no haberme acordado de mí encaste en el
caballo sobre todo en la segunda vara. Me vuelven a citar y respondo cada vez con
más clase, ritmo, nobleza, entrega, recorrido, transmisión y no miro una tabla
para huir, quiero fiesta. De repente el matador cambia el estoque y siento
hundir su empuñadura en mi lomo mientras yo … seguía embistiendo con cadencia, clase,
ritmo, nobleza, entrega, recorrido, transmisión. Respeto a quienes cuestionen
mi vuelta al ruedo, están en su derecho, por eso no recibí el indulto, pero por
la memoria de mi encaste recibí un premio menor, no por ellos menos honroso de
la vuelta al ruedo.
La emoción que me hiciste sentir ayer, Jabatilllo, no lo
cambio por nada, gracias por haber nacido, haber sido lidiado y por el juego
que desarrollaste, los premios … despojos, tu condición … canela fina.